Verano, ansiado verano.
Playa. Piscina. Chicos. Chicas. Amigos. Bronceados y amor... Sobre todo amor.
Conoces a alguien y te enamoras, sin más. Amor a primera vista o a segunda, pero amor al fin y al cabo.
Vas a la playa y ves a uno y a otro y se queda en eso, miradas. Hasta que, de repente, un día, él, ese chico al que mirabas a escondidas, se acerca, se presenta y Puff, nace el amor. Besos, abrazos, caricias...
O un día en el pueblo estando con todos tus amigos de risas, ves algo en uno de ellos que no habías visto antes, algo especial y piensas que es culpa del calor, que te está afectando a la cabeza, pero le ves al día siguiente y te sigue gustando y el problema es que cada día te gusta más y haces lo que sea para conseguirle y si no lo consigues no pasa nada, le olvidas y punto. Pero si lo consigues... Si lo consigues lo vas a pasar mal porque después de tres meses, mil besos, dos mil abrazos, tres mil caricias, cuatro mil tonteos...
Después de todo eso llega septiembre y todo se acaba... Vuelves de la playa, se acaba la piscina, empieza el instituto... y todo cambia porque ya no puedes dedicarle cada minuto a esa relación y empezáis a distanciaros y cuando queráis daros cuenta el amor se ha terminado y lo único que queda es un precioso recuerdo que duele, que te hace llorar todas y cada una de las noches hasta que lo consigas olvidar. Cosa que no va a ser fácil porque el recuerdo siempre te hará llorar y eso siempre va a ser un inolvidable amor de verano
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